Escuchen dioses y escuchan mares,
contemplen cielos a la que nace,
cual sacra llama el viento inflama
con ese brillo que a todos llama.
Los olas paren a una princesa
hija del tiempo, llena en belleza.
Sus ojos son dos estrellas verdes
y en ellos brilla el mar perenne.
Su cuerpo es claro como la luz
y dulce néctar tendrá por voz
Palomas blancas son su corona,
cabellos de oro su cuello adornan.
Sus pies se posan en una concha
y fuego dulce en su vientre brota.
me postro ante sus sacros pies.
Mas vanidosa y traviesa es,
así que pide que yo le cante.
Que yo le llame la más brillante,
y yo lo hago sin resistirme,
me uno al coro de los que ríen
danzando alegres por la nace,
cantan nereidas, dioses y aves.
Bellos delfines llevan su carro
de conchas, perlas y adornos caros.
Al verla ir el dolor me envuelve
mas ella mira y se compadece.
Se acerca pronto y me da sus labios
con gozo bebo su aliento santo
"Aquel milagro se llama beso"
me dice, riendo, la hermosa Venus.
Habiendo puesto en mi humilde boca
su grato encanto de altiva diosa,
me encarga entonces llevar su arte,
y a bellas ninfas el beso darles.
Ya va su beso de boca en boca,
cual fuego sacro de antorcha a antorcha.
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